HISTORIAS OLVIDADAS
En
nuestra historia reciente, podemos registrar algunos acontecimientos claves, como
fue la brutal invasión a Panamá el 20 de Diciembre de 1989, un antecedente
básico de todo lo que se actuaría en la región y en el mundo en los años 90 y
2000. La invasión estuvo precedida por una campaña desinformativa que en este
caso logro penetrar en sectores progresistas y de izquierda, paralizando
acciones en defensa de un pueblo agredido como lo fue el panameño entonces.
En
1989 esta invasión marco un hito sobre lo que vendría. La manipulación
informativa sobre “las razones” que adujo Estados unidos para invadir un
pequeño país de poco más de dos millones de habitantes, dividido en dos por un
enclave colonial que la potencia hegemónica mantenía desde principios del siglo
pasado, fue increíble y burda y aún es imposible entender cómo se paralizó América
Latina.
Los
medios estadounidenses y sus repetidores en todo el mundo mantuvieron la
atención sobre los sucesos en Rumanía y la visión televisiva de Panamá fueron
trazadoras de luces, mientras se cometía la atroz invasión con aviones, barcos,
tropas, que salían desde las bases del Comando Sur, es decir, desde el propio
territorio panameño.
Fue
uno de los actos de mayor cobardía, considerando que Panamá tenia fuerzas
armadas incipientes (en formación) y sin ningún tipo de armas para resistir una
invasión incluso mucho menor que la que sucedió.
Hasta
hoy en la mayor parte del mundo se ignora que allí murieron miles de personas,
y que hay desaparecidos, que inspiraron a las madres a hacer homenajes
permanente arrojando flores al mar y que existen tumbas colectivas, de la que
se han abierto sólo algunas para mostrar los horrores de la invasión. Y en
Estados Unidos se ocultó la cantidad la cantidad de soldados muertos o heridos.
Como Guantánamo, el silencio esconde la memoria de un pequeño país arrasado y
sometido antes a una de las más descarnadas guerras sucias. Se ocultó, además,
que en esa invasión se probaron nuevas armas y nuevas tecnologías de guerra.
Panamá fue la “Guernica” de América.
Esta
impunidad fue el experimento que necesitaba Estados Unidos para llevar adelante
la llamada operación “Tormenta del Desierto”, al comenzar los años 90, donde se
movilizo una coalición internacional para supuestamente obligar a Iraq a
retirarse de Kuwait, empleando varias de las armas y equipos, como los aviones
silenciosos probados en Panamá. Era el preludio de los horrores del siglo XXI.
En
ambos casos los medios informativos, con el modelo de la noticia continuada y
al momento implantado por CNN, impusieron como verdad única e indiscutible la
información que proveía el Pentágono estadounidense.
(Tomado
de Contrainsurgencia informativa en la
guerra de baja intensidad de Stella Calloni)
EL TERRORISMO MEDIÁTICO
CONTRA VARGAS
La
experiencia de Brasil con el llamado terrorismo mediático es trágica. Getulio
Vargas, que presidio el país en una etapa en la que más se nacionalizó la
economía, que creó leyes que han favorecido a los trabajadores que hizo surgir
la universidad pública y dio gran incentivo a la educación pública y gratuita,
inclusive haciendo nacer la Radio Nacional, emisora pública capaz de practicar
una comunicación de contenidos verdaderamente nacionales, con gran repercusión
popular, sufrió en la carne por sus posiciones nacionalistas y
antiimperialistas, exactamente treinta días después de haber firmado la ley que
creaba la Petrobrás, Vargas fue llevado al suicidio un 24 de agosto de 1954,
bajo presión de una fuerte campaña terrorista mediática que hablaba noche y día
de un “Mar de Lama” en su gobierno. (Mar de Lama o su traducción al español Barro de mar es un término ampliamente utilizado en la política brasileña, sinónimo de corrupción, o la existencia de enormes redes de corrupción en un gobierno .Prácticamente todos los gobiernos de Brasil desde Getulio Vargas fueron acusados por alguien de ser "sumergido en un mar de barro.")
Vargas
había creado la radio pública, pero había cometido el error de permitir que la
televisión naciera privada en Brasil, inmediatamente asociada a los intereses
económicos extranjeros, que jamás han aceptado la nacionalización del petróleo,
de las riquezas minerales, las leyes de protección al trabajador, y que estaban
determinados a no permitir que su gobierno siguiera adelante.
El cerco mediático,
de TV, radio y periódicos fue determinante para desmovilizar a la población,
para crear un clima de terror, llegando al ápice con el supuesto “atentado de
la calle Toneleros”, cuando un mayor de la Aeronáutica seria asesinado por
“francos tiradores” (matones), que la campaña del terrorismo mediático
inmediatamente apuntalo como que agentes de Vargas, lo que jamás se ha
comprobado efectivamente.
Vargas
tenia consigo solamente la Radio Nacional de Rio de Janeiro y el periódico Última Hora, diario popular y de gran
tirada, dirigido por el periodista nacionalista Samuel Wainer, también blanco
de la campaña del terrorismo mediático, acusado de ser judío. Contra él estaban
unidos todos los demás medios de comunicación, las transnacionales, la
oligarquía y la incomprensión del Partido Comunista que en titulares de su
periódico en la edición de aquel 24 de agosto, también llamaba, junto con todos
los periódicos por el gran poder económico, la renuncia de Vargas.
Con
un tiro en su corazón, Vargas despertó la indignación del pueblo brasileño, que
salió a las calles y empasteló los medios de los golpistas, e incluso el
equivocado periódico de los comunistas, que también reivindicaba la renuncia
del presidente; supuestamente, desde un punto de vista de la izquierda. Se hizo
una acción popular fulminante que aplazo por diez años la dictadura militar,
que solamente comenzaría de hecho, en 1964.
(Tomado de Terrorismo mediático una mirada desde Brasil de Beto Almeida)