lunes, 27 de marzo de 2017

LOS HÉROES SIN NOMBRE de José Rafael Pocaterra.

LOS HÉROES SIN NOMBRE





Hubo una época y una literatura histórica que asignaron mentalmente el alto comando de las libertades a una clase que venia del privilegio y vivía para el privilegio. 

Los que hemos estudiado en el libro vivo de esa historia no escrita: los que creemos que aún falta por escribirse, no los anales de los patricios ni los guerreros; no la épica de los jefes insignes y de los subalternos que morían como perros cerca de las botas de los jefes insignes, sino a la historia de los hombres; del pequeño hombre enorme que dijo en el lenguaje definitivo de los hechos cómo el elemento humano al que otros sólo consideraron para talar los árboles, arrear la recua, rasurar el cañamelar o recoger la almendra del cacao, cómo ese elemento humano, que acaso no era más culto ni podía serlo que el que más tarde dejarían los atropelladores.

Fue la noble materia heroica de que se sirviera; porque el Libertador creyó siempre, hasta en las horas más lóbregas de Jamaica, cuando pedía desesperado un par de onzas de oro al gobernador ingles de la isla, para no tener que alojarse otras dos de plomo en “la cabeza de los milagros”, o cuando ya de vencida parecía irse extinguiendo con las ultimas luces de la costa atlántica; porque él supo siempre que en Venezuela había hombres.

Naturalmente, no los fue a buscar a las casas de contratación, donde la Guipuzcoana liquidaba sus últimas existencias; ni aun se le ocurrió comprometerlos por el entarimado de los saraos coloniales, donde sus primas bailaban de guardainfante y sus primos jugaban al tresillo los copiosos doblones de la buena cosecha de añil, donde era muy rococó y muy enciclopedista tener ideas “peligrosas”, que luego conviértanse en clamores arrodillados de histeria; tampoco se anduvo reclutándolos en casa de aquel bodeguero, a quien la burla urbana llamara “el pueblo”, porque, insolente, con ancha faja de cuero de becerro, todo demagógico, increpaba a cada paso, a la cabeza del motín arrabalero: “el pueblo quiere, el pueblo pide, el pueblo necesita…” 

y ese que no era pueblo le llamaron por burla “el pueblo” ; que al sentido común a veces se le llama burla; menos se le ocurrió pensar que entre los cortesanillos de la Capitanía General o los tenientes de alcalde, o los monigotes de calzón de trabilla o de sotana listada, iba a encontrar ese material con que más tarde se fabricarían tres Carabobo y un Ayacucho.

Fue con Pedro, Juan o Diego: Pedro que no sabía leer, Juan que apenas llegaba a la alpargata o Diego que no rasguñaba con una pluma de pavo y pésima ortografía, esas hojas de servicio pálidas de gloria y de historia que reposan en el fondo de nuestros archivos; fue con ellos con quienes ese enorme pequeño hombre levanto para la sorpresa de los tiempos y para la vergüenza de quienes todavía no lo comprenden, esto que se llama una patria por lo que contiene en sí de sacrificio humano, de fosfato de hueso humano podrido en la tierra, de esta inmortal esperanza humana: la que de los hombres mediocres que hoy soportamos el agobio de una herencia – cuya cartilla de partición nos robaron en una encrucijada del destino – logremos con ese mismo material probado, comenzar ya, de nuevo, si no dentro de las líneas puras de aquella vieja arquitectura, al menos otra construcción sólida, y alegre, y clara, y acogedora, desde cuyas ventanas abiertas a las cuatro horizontes del espíritu, podemos contemplar los crepúsculos sin la melancolía de los enfermos incurables, y que cada amanecer sea una superación de nuestra propia deficiencia y una reafirmación de nuestra rediviva energía.


José Rafael Pocaterra.     

EL ASEDIO A VENEZUELA





ORIGENES
Desde la prehistoria el ser humano siempre ha sido belicoso. Este tenía que luchar por su alimento, y a menudo tenía que defender su hogar y la tierra que ocupaba de los extraños. Sin embargo en ese momento el hombre prehistórico era un luchador solitario. Luego con el correr de los tiempos el ser humano creo civilizaciones y comenzó a vivir en poblados. Estos poblados a su vez se transformaron en ciudades, y sus gobernantes formaron ejércitos en los cuales los soldados eran entrenados para luchar en grupos.
Al conformarse por primera vez estos grupos de hombres armados para defender o invadir poblaciones, entran en desarrollo en todas las civilizaciones lo que se conoce actualmente como la industria de la guerra. Una de las estrategias de combate que transformaron - según Sun Tzu-  el arte de la guerra, es el asedio.   

Que es un asedio y como se ejecuta.
Un asedio o sitio es cuando se rodea una fortaleza o una ciudad que rechaza la rendición, y no puede ser tomada fácilmente mediante un asalto frontal, el objetivo o blanco del asedio se aislaba completamente, y era expuesto a un cerco militar prolongado. Esto solía conllevar el bloqueo de las líneas de abastecimiento de alimentos y fuentes de agua con el fin de su conquista mediante la fuerza o el desgaste. Que finalmente era acompañado del asalto por parte de las tropas.

Los atacantes trataban de introducirse de diversas maneras. En la antigüedad antes de la utilización de la pólvora para las armas, se empleaban escalas o torres de asedio para escalar los muros o trataban de pasar a través de ellos. Para eso empleaban catapultas y arietes, a veces también intentaban pasar excavando túneles subterráneos para reducir las fortificaciones, estos se construían por debajo del foso que solía rodear las fortalezas hasta que llegaban a los cimientos del muro, y procedían a derribarlo desde sus bases.
La enfermedad era otra arma de asedio muy efectiva, aunque los atacantes eran a menudo tan vulnerables como los defensores. En algunos casos, las catapultas o armas similares lanzaban cadáveres de personas o animales enfermos dentro de la ciudad, en un ejemplo de guerra biológica rudimentaria.

LA GUERRA DEL PAN
El método más sencillo para conquistar una ciudad era dejar morir de hambre a los pobladores y sus defensores.

El maestro Sun Tzu en el arte de la guerra dice en el capítulo plan para el asedio; “la regla general para uso de los militares consiste en mantener intacta una nación en vez de destruirla”

Y lo más cercano para mantener una nación intacta sin destruir su infraestructura es acabar solo con sus habitantes defensores.

Si se ataca en forma destructiva – continúa el autor – y se toma un país por la fuerza, no es este un logro significativoLa mejor política es usar estrategia e influencia para conducir los hechos de manera que el enemigo se rinda buenamente”. 

Por lo tanto, los que ganan todas las batallas no son los mejores. La excelencia esta en aquellos que someten al enemigo sin entrar en combate. Como fue el caso de Libia en donde la OTAN solo ataco desde el aire evitando el enfrentamiento entre las tropas.
Lo peor que puede hacer un general es atacar una ciudad – dice Sun Tzu-. Su sitio debe hacerse solo como último recurso.

“La recomendación que se hace es que el ejército sitiador debe congraciarse con el pueblo y propiciar luchas internas entre los soldados sitiados. Entonces, la ciudadela o la fortaleza caerá por si sola.”

Una de las muestras de cómo se hacía un asedio en la antigüedad nos la muestra el poema del mio cid en el cual a pesar de ser ficción estaba basado en un hecho real como lo fue la ocupación musulmana de España y su posterior liberación.
 A continuación se transcribe un extracto del poema en donde se narra una de las terribles consecuencias de un asedio:

“El Cid asedia Valencia.- Pregona a los cristianos la guerra.
Los moros que hay en Valencia escarmentados están.
no osaban salir afuera, ni quieren irle a buscar;
todas las huertas les talan haciéndoles grande mal;
durante aquellos tres años el Cid les dejó sin pan.
Se quejan los de Valencia que no saben lo que harán.
pues que de ninguna parte llegarles podía el pan;
ni da amparo el padre al hijo ni este al padre puede dar.
Mala cuita es, señores, el tener mengua de pan.
los hijos y las mujeres de hambre muriéndose están.
Viendo su duelo delante no lo pueden remediar.”  





El Asedio a Venezuela
En la guerra moderna el asedio ha adquirido nuevas dimensiones y se ha perfeccionado, en Venezuela se usa el mismo formato que se usó en su momento en otros países ya invadidos con éxito, tras las invasiones de los estadounidenses y sus aliados en Afganistán, Irak y Libia, occidente demostró su capacidad de destrucción tanto con armas bélicas como en la utilización de nuevos métodos no convencionales para la guerra, así como el empleo de tácticas de desinformación dirigidas no solo hacia los cuerpos combatientes, sino que están dirigidos específicamente a la población civil.

Como primer paso para el asedio de estas naciones se inició una campaña propagandística de desinformación a través de los medios de comunicación occidentales en contra de los presidentes de esos países, y de los líderes de esos procesos nacionales, situación que ocurre igualmente contra Venezuela.

Con la ayuda de estos medios se situó en la mente del pueblo norteamericano y europeo de forma negativa el nombre del país de turno que se quería agredir, se alquilaron “intelectuales”  y periodistas para redactar y escribir libros, guiones para TV, cine, para dar conferencias y foros en contra del país, del presidente y sus principales colaboradores.
Venezuela aparece en los noticieros internacionales, series de televisión norteamericanas y colombianas, y en los medios de prensa tutelados por las transnacionales como país fallido en donde reina la injusticia, y en donde se hace necesaria una intervención armada extranjera para acabar con su sistema de gobierno.  

Una vez socavada la moral del pueblo en esos países nombrados al principio y haber creado una imagen distorsionada del país y sus líderes, se procedió a la invasión por parte de las tropas. Con la diferencia que en Libia la OTAN realizo bombardeos con las fuerzas aéreas y la armada, y donde se utilizó a fuerzas mercenarias nacionales y extranjeras para los combates en tierras, y que eran asesoradas por fuerzas especiales de los ejércitos occidentales. 

El asedio que sufre el país desde los inicios del gobierno del presidente Hugo Chávez que incluyeron golpes de estado, paros patronales y hasta ahora con el gobierno de Nicolás Maduro, siempre ha estado acompañado de un cerco comunicacional que solo permite que el mundo conozca únicamente lo que el departamento de estado norteamericano quiere que se sepa, omitiendo los logros sociales en favor de la generalidad de la población del país.

En nuestro caso una de las matrices implantadas por los medios de comunicación es la acusación inmoral y sin pruebas serias de ser un país “comunista”, que apoya el terrorismo y el narcotráfico.

La acusación de comunismo ya la han ido descartando motivado a que debido a la lucha que mantiene el estado por mantener al pueblo informado de los logros sociales, ha dado a conocer al resto del mundo lo que realmente sucede en el país en materia social, y ha producido un efecto contraproducente para el capitalismo, ya que en muchas regiones del mundo quieren ser “comunistas” al estilo venezolano, porque en ella ven una forma en donde se logra la mayor suma de felicidad para el pueblo.   

Para el sistema de vida capitalista especialmente la élite de EE.UU; la Venezuela chavista infunde temor a los intereses mezquinos de las empresas transnacionales  que en su mayoría están en manos de estadounidenses. El ariete que se utiliza para la conquista es la guerra económica, misma que va golpeando poco a poco la principal muralla que posee la nación y que no es otro que su pueblo.

Las líneas de abastecimiento tradicionales ya fueron cortadas, la baja del precio del petróleo que es debida entre otras causas a la extracción indiscriminada por medio del Fracking que daña al ambiente, y a la compra a bajo precio o trueque por armas por parte de EE.UU. y de Europa del petróleo a los terroristas del mal llamado estado islámico que se han apoderado de refinerías y pozos petrolíferos en regiones de Irak, Siria y Libia.

Sun Tzu plantea: “En tiempos antiguos los buenos guerreros buscaron primero su invulnerabilidad y, luego, la vulnerabilidad de sus enemigos.”

Lamentablemente no fuimos capaces de superar y fortalecer nuestras vulnerabilidades, en cambio nuestro enemigo si las supo aprovechar, y allí nos golpeó, y se aprovecha de nuestra incapacidad de autoabastecernos de productos alimenticios e insumos médicos.

El país resiste al asedio a pesar de organismos vendidos al mejor postor como lo es el caso de la OEA que solicita la intervención sin fundamento reales, y de la implementación por parte de los apátridas de prácticas medievales como lo es negar el pan nuestro de cada día a la población, las transnacionales desean un país intacto en el cual no deban invertir mucho dinero para su recuperación, por eso siguen apostando al sometimiento y a la rendición “por las buenas”, para conseguir todas las infraestructuras petrolíferas y mineras intactas para su mejor aprovechamiento.

 Pero no descartan y se mantiene el peligro siempre latente del plan de invasión armada extranjera por parte de tropas estadounidenses o de la OTAN acantonadas en países limítrofes, con el posible apoyo de los gobiernos de Colombia, Puerto Rico y las Antillas Neerlandesas.

Otro escenario posible es el de la promoción por parte de gobiernos extranjeros de rebeliones civiles, mismas que ya tienen voceros dentro y fuera del país y de “intelectuales” sin conciencia, y que llaman a la subversión y a la guerra civil.

El camino hacia una sociedad más justa no se logra negándole los alimentos y los insumos médicos a la población, y mucho menos mediante el enfrentamiento armado, la experiencia adquirida con los bloqueos a Cuba e Irak en su momento son muestra de que la guerra económica es un acto criminal tan detestable como el asesinato.

El aumento cada vez más de la inversión social, la mejora de la distribución de las riquezas entre toda la población, y sobre todo la exigencia del trato igualitario entre las naciones y sus pueblos, son algunas de las causas que convierten a Venezuela en una amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad de las empresas transnacionales y sus países de origen, en especial los EE.UU. cuyo presidente de turno es el principal vocero de estas empresas globales, se abroga el derecho de invadir países que no marchen de acuerdo a lo estipulado por las necesidades de su economía, y es aquí en estas empresas mundiales, que esta una de las principales fortalezas, pero también una de las principales vulnerabilidades de Washington.