lunes, 28 de marzo de 2022

"Yo tengo tabaco en la vejiga"

Una expresión que solía decir mi padre era: "Un llanero siempre tiene tabaco en la vejiga" la primera vez que escuché este dicho fue en mi infancia, y me imaginaba a los llaneros colocándose una mascada de tabaco en el medio de las piernas, quizás para aliviar el dolor después de montar a caballo muchas horas. Mi familia paterna es oriunda de los Valles del Tuy, en el estado Miranda, durante los años 20 del siglo XX, todavía esa región era considerada zona llanera, incluso me narraba las travesías que él realizaba con mi Tío Luis, al traer ganado desde las poblaciones de Cúa y Charallave para ser vendido en Caracas. En una oportunidad le pregunté que quería decir ese dicho? Me dijo que el hombre siempre debe ser valiente y fuerte, como los llaneros de Páez, y me contó que desde esa época de independencia los lanceros mascaban el tabaco, el cual era preparado de forma artesanal, secando las hojas y remojándolas en aguardiente de caña, papelón, anís y secádas al sol. Después se guardaba en una tripa de toro, curada y bien seca, de donde se agarraba para mascar mientras realizaba sus labores. Esta preparación, y el hecho de estar metida en la vejiga de toro le daba unos poderes muy específicos al tabaco, ya que según contaba mi padre el hombre adquiría la fuerza del toro para realizar los trabajos del campo, si se tragaba la saliva se embriagaban de inmediato, y además podía tener la suficiente fuerza viril para cumplirle a su amada llegado el momento. Por supuesto que esta explicación me gustó más que la que yo me había imaginado de niño "El hombre que se preciaba de serlo siempre tenía tabaco en la vejiga, todo el mundo lo respetaba" y así finalizaba mi papá la narración. Este es un pequeño homenaje a Eustoquio "José" Ravelo Cisneros (+) siempre tuvo tabaco en la vejiga hasta el fin de su camino.