lunes, 19 de marzo de 2018

El Valor de la Libertad. (Esopo)





Un lobo flaco y hambriento encontró en un camino a un perro que estaba gordo y bien cuidado. El enemigo tenia trazas de saber defenderse, por lo que el astuto lobo prefirió emplear las armas de la diplomacia.

-Dime – le dijo- ¿en qué consiste que, siendo yo más fuerte y valiente que tú, no encuentro qué comer y casi me muero de hambre?
-Consiste – contestó el perro- en que sirvo a un amo que me cuida mucho, me da pan sin pedírselo, me guarda huesos y mendrugos que sobran de las comidas, y no tengo más obligaciones que custodiar la casa.  

-Mucha felicidad es esta – contestó el lobo, envidiándole su suerte.
-Pues mira, replicó el perro, si tú quieres puedes disfrutar del mismo destino, viniendo a servir a mi amo y defendiendo la casa de ladrones por la noche.
-Convengo en ello, dijo el lobo, porque más me conviene vivir bajo techo y hartarme de comida sin tener nada que hacer, en vez de andar por las selvas con lluvias y nieves. Pero oye – añadió mientras iban andando -  reparo en que llevas pelado el cuello; ¿a qué se debe ello?

-No es nada – repuso el perro – es por el roce de la cadena con que me ata el amo.
- ¡¿Te ata?! ¿De modo que no puedes comer libremente ni ir a donde quieras?
-Naturalmente que no. ¿Pero eso qué importa?

-Importa muchísimo – replicó el lobo -. Yo, a ese precio, no acepto los regalos de tu amo. ¡Adiós, amigo! Yo prefiero la libertad a las cadenas. Prefiero pasar hambre a ser esclavo.
El hombre pobre libre es más feliz que el rico esclavo, porque la libertad es tan estimable como la vida, y vale más que todas las riquezas del mundo.