martes, 14 de julio de 2020

El Príncipe Infeliz

El Príncipe Infeliz


-Hubo un tiempo que uno de los hijos del gran Harún-al-Raschid no era feliz. fue al efecto a consultar a un viejo dervís, el cual le dijo que la felicidad era muy difícil de hallar en este mundo. "Sin embargo - añadió-, conozco un medio infalible de procurárosla." ¿Cuál es?, preguntó el joven príncipe. "Poneos- respondió el dervís - la camisa de un hombre dichoso."

El príncipe abrazó al sabio anciano, y partió en busca de su talismán. Visitó todas las capitales de la Tierra ... Se puso camisas de reyes, de emperadores, de príncipes, de magnates. No le sirvieron de nada. No era feliz.

Se puso camisas de artistas, de guerreros, de comerciantes. Lo mismo. Anduvo mucho, sin encontrar la felicidad. Después de haber probado tantas camisas, se volvió desesperado y cariacontecido a su patria, cuando vio a un pobre labrador, que alegre y cantando, iba detrás del arado. "He aquí - dijo- un hombre que posee la felicidad, o no hay felicidad en la Tierra" Se dirigió a él.

"Buen hombre - le dijo -, ¿eres feliz? "Sí", respondió el labrador. "¿No deseas nada?" "Nada" "¿No trocarías tu suerte por la de un rey?" "¡Jamás! "Pues bien, véndeme la camisa." "¡Mi camisa! No tengo camisa."


Cuanto menor es el numero de las comodidades, menor es también el de las necesidades, y éstas y la felicidad suelen hallarse en razón inversa.


Tomado de "los hijos del capitan Grant en América del Sur." de Julio Verne.