jueves, 14 de abril de 2016

Breve Historia de Ambrose Bierce y El Patriota Ingenioso.




Ambrose Gwinett Bierce Nacio en Meigs, Ohio Estados Unidos, 24 de junio de 1842 y se presume que murió en Chihuahua, en 1914, fue un escritor, periodista y editorialista. Su estilo claro y fogoso le ha llevado a mantenerse un siglo después de su muerte, cosa que no ha ocurrido con otros contemporáneos suyos. Ese estilo irónico hizo que un crítico le apodara. El amargo Bierce (Bitter Bierce).

Participo en la guerra civil estadounidense y fue gravemente herido, una vez finalizada la guerra se une a las expediciones en territorio "indio", finalizada esta campaña se retira de la vida militar.

En octubre de 1913, parte de Washington D. C. para recorrer los antiguos campos de batalla de la Guerra Civil. En diciembre cruzó a México por El Paso. En Ciudad Juárez se unió al ejército de Pancho Villa como observador, llegando hasta Chihuahua, donde su rastro se desvanece. La última acción registrada fue de una carta que escribió a un amigo , fechada el 26 de diciembre. Se trata de una de las desapariciones más famosas de la historia de la literatura desde entonces se han lanzado muchas teorías sobre su muerte.

Antes de partir a México, en una carta fechada el 1 de octubre de 1913, escribió a una de sus familiares en Washington: «Adiós. Si oyes que he sido colocado contra un muro de piedra mexicano y me han fusilado hasta convertirme en harapos, por favor, entiende que yo pienso que esa es una manera muy buena de salir de esta vida. Supera a la ancianidad, a la enfermedad, o a la caída por las escaleras de la bodega. Ser un gringo en México. ¡Ah, eso sí es eutanasia!».

La tradición oral de la villa de Sierra Mojada (Coahuila), documentada por el sacerdote Jaime Lienert, atestigua que Bierce fue ejecutado por fusilamiento en el cementerio del pueblo.




El Patriota Ingenioso (cuento)
Ambrose Bierce

Después de haber obtenido una audiencia con el Rey, un Patriota
Ingenioso sacó un papel del bolsillo y dijo:

-Dios bendiga a su Majestad. Aquí tengo una fórmula para construir
una armadura blindada que ningún cañón podrá perforar. Si esta armadura
es adoptada por la Armada Real nuestras naves de guerra serán
invulnerables y por ende invencibles. Aquí también están los informes de los
Ministros de su Majestad atestiguando los méritos de la invención. Cederé lo
derechos sobre ella por un millón de tumtums.

Después de examinar los papeles, el Rey los hizo a un lado y le
prometió una orden para el lord Mayor Tesorero del Departamento de Extorsión
por un millón de tumtums.

-Y aquí -dijo el Patriota Ingenioso, sacando otro papel de otro bolsillo están
los planos de un cañón que he inventado que puede perforar esa
armadura. El hermano real de su Majestad, el Emperador de Bang, está
ansioso por adquirirlo, pero mi lealtad hacia el trono de su Majestad y hacia
su persona me obligan a ofrecerlo a su Majestad. El precio es de un millón
de tumtums.

Después de recibir la promesa de otra letra introdujo la mano en un
bolsillo diferente a los dos anteriores y remarcó:

-El precio del cañón irresistible debió haber sido mucho mayor, su
Majestad, pero el hecho es que los misiles pueden ser tan efectivamente
desviados por mi nuevo método de tratar las armaduras blindadas con...

El Rey indicó al Gran Factotum que se aproximara.
-Revisa a este hombre -le dijo- y dime cuántos bolsillos tiene.
-Cuarenta y tres, Sire -dijo el Gran Factotum, completando su
escrutinio.

-Dios bendiga a su Majestad -gritó el Patriota Ingenioso, aterrorizado-
Uno de ellos contiene tabaco.
-Sosténganlo por los tobillos y sacúdanlo -ordenó el Rey-, luego denle
una orden por cuarenta y dos millones de tumtums y mándenlo a decapitar.

Emitamos un decreto castigando la ingenuidad con la pena capital.

                                                    FIN

martes, 12 de abril de 2016

CACIQUES DE VENEZUELA ( I )



                                               
                                                                Etnia Yanomami



MACARAO



1555-1567. Cacique arawaco, muy entrado en años para la fecha de su breve alianza con el capitán Diego de Losada, a su paso por la Montañita (aún existe el punto con dicho nombre) al dominio del anciano jefe de la Cuesta de los Peñones, como llamaban la subida en donde estaba el Palenque de dicho cacique. 

También sabemos que dio paso libre al margariteño guayquerí capitán Francisco Fajardo, y a los castellanos capitanes Pedro Miranda y Juan Rodríguez Suaréz. Esa traición a sus vecinos lo mantuvo aislado hasta que murió, de quienes para entonces dieron y daban la sangre por conservar lo que habían recibido de sus mayores.




                                                           MURUGUATA



¿…-1580. Cacique de la etnia Tomuza, quien unido al también tomuza Cupata, ambos jefes con poder sobre incontables tribus, en las aguas finales del Río-Grande-Caucagua-y el bajo Tuy, acometieron en repetidas celadas a Garcí González de Silva, cuando regresaba de su expedición al Unare en 1575. 

En la bibliografía de mayor credibilidad consultada hasta 1580, hay ligeras alusiones a varios caciques fortificados en los montones más espesos y en las faldas de la serranía costanera, entre otros: Conoropa y Morocopo, ambos de estirpe mariche, posiblemente refugiados con sus parciales en los bosques y aguas de Cupo, de Chuspita o en Marasma…?

Acosados continuamente por tenientes de gobernadores partidarios del exterminio aborigen, como Francisco Carrizo y el brutal encomendero Sancho García. 



Para Telasco A. Mac Pherson, Garcí González fundó cerca del Unare, la Ciudad del Espíritu Santo, después de pacificar a los tomuzas de Querecrepe o Querepe, localidad que destruyeron los mismos tomuzas, a poco de abandonar Gonzáles el sector y después de la campaña contra los caribes en 1583, al volver a Caracas, en un lugar próximo a la actual localidad de Araguita, fundó con el mismo nombre, pero al sur del río Tuy la dicha ciudad, que destruyeron Muruguata y Cupata. Nada tienen que ver con la dicha fundación con San Juan de la Paz. 


BIBLIOGRAFIA:

CACIQUES DE VENEZUELA de Aníbal Laydera Villalobos