Este es un humilde homenaje a un gran soldado de la patria.
Pedro Camejo nace en San Juan de
Payara, hoy estado Apure, aproximadamente en la década de 1790, por su condición de esclavo no existe registro de su nacimiento. Algunos historiadores afirman que Pedro Camejo era
esclavo de Vicente Alfonzo, rico latifundista de Apure. Había trabajado para
este de peón en la doma de caballos, en faenas de arriero y en el traslado de
mercancías. Al inicio de la guerra, lo puso a disposición de las tropas del
rey, y cumplió oficios de cocinero, espía y baquiano.
Se dice que Pedro Camejo primero cae
prisionero en la Batalla de Chire (1815), pero no es sino hasta 1816 que José
Antonio Páez lo incorpora a las filas patriotas, su fama se acrecenta porque se lanzaba Camejo de primero
en los combates a manera de punta de lanza sobresalía entre los negros, mulatos,
pardos y blancos en la llanura, lo que le valió el título de “Negro Primero”.
En 1817 participó en
la batalla de Mucuritas ya con el grado de Teniente y luchó además, en Palmarito,
Mata de la Miel, Mantecal; Mata de Madera, El Yagual; Achaguas y San Fernando.
Un año después, cuando Simón Bolívar llega a San Juan de Payara durante el
desarrollo de la campaña del centro, vio a Camejo por primera vez y luego este
participa en ese año en las batallas de Calabozo, La Uriosa. El Sombreo. San
Carlos y Cañafistola.
En un relato que hace
Páez en su autobiografía sobre el temor que sentía Pedro Camejo de que Bolívar,
supiera que había servido en los ejércitos realistas dijo lo siguiente:
Así pues cuando Bolívar
le vio por vez primera, se le acercó con mucho afecto y después de congratular
con él por su valor le dijo: “Pero ¿Qué le movió a Ud. A servir de las filas de
nuestros enemigos?” Miró el negro a los circunstantes como si quisieran
enrostrarle la indiscreción que habían cometido y dijo después:
-
Señor, la codicia- “¿Cómo así?
Pregunto Bolívar- Yo había notado - continuo el negro- que todo el mundo iba a
la guerra sin camisa y sin una peseta y volvía después vestido con un uniforme
muy bonito y con dinero en el bolsillo. Entonces yo quise ir también a buscar
fortuna y más que nada conseguir tres aperos de plata, uno para el negro
Mindola, otra para Juan Rafael y otro para mí. Después de una pintoresca
narración, donde el negro da detalle de la Batalla de Araure y de sus andanzas.
Bolívar lo interrumpe y lo apremia:
- Dicen
que allí mataba Ud. Las vacas que no le pertenecían.
- Por
supuesto –replicó- y si no ¿Qué comía? En fin, vino el mayordomo (así me
llamaba a mi) al Apure y nos enseñó lo que era patria y la diablocracia no era
ninguna cosa mala y desde entonces yo estoy sirviendo a los patriotas.
Conversaciones de este estilo, sostenidas en un lenguaje sui generis, divertían
mucho a Bolívar y en nuestras marchas el “Negro Primero”, nos servía de gran
distracción, y entretenimiento.
En
el año de 1819, en los encuentros de Caramacate y en Las Queseras del Medio
recibió la orden de los Libertadores de Venezuela.
El 24 de junio de
1821, en la Batalla de Carabobo, casi a la una de la tarde, el general Páez
observo como se le acercaba un jinete hasta su puesto de mando, a quien Páez
increpó: -¿Por qué huyes?, ¡cobarde!, y el Negro Primero respondió: - Mi General,
vengo a decirle adiós porque estoy muerto.
.
Poemas
Camejo, el Negro
Primero
Autor: Freddy José
Melo
Titán que de la pampa más salvaje
Bajo infame opresión
vive la escuela,
Redimido al guerrero,
rompe y asuela,
Vuelto ciclón, alud,
rayo en un viaje.
Si al astur sirve en
trágico paisaje
Y en legión infernal
las armas vela,
Devuelve luego en
grande a Venezuela
Fuego de libertad,
sangre y coraje.
Hombre, caballo,
lanza y embestida
Son un solo
relámpago… Hasta el hecho
De vérsele tornar
como en huida.
A darle, ni abatido,
ni entregado,
La muerte si
manándole del pecho,
El rojo adiós al jefe
venerado.
La Muerte de un Héroe
de Páez
Autor: General
Arismendi Brito
¿Cómo ese bravo se
llama?
Quién es…Modesto y
sencillo,
Ha dado a su raza
brillo,
Asociándole su fama.
Nada su valor abate,
Y de su lanza
certera,
Obra es siempre la
primera.
Sangre de todo
combate;
Y de ahí parte el
llanero,
que admita tan rara
audacia,
cuando, cuando por
antonomasia
le llaman el Negro Primero;
adora a Páez creer,
nadie en el mundo le
haría.
Que hay hombre de más
valía
Ni otro a quien
obedecer.